Dos semanas después de
la victoria sobre los Greyjoy se celebró el torneo de Lannisport. Un dispendio
más que añadir a los gastos de la guerra, pero Robert gustaba de este tipo de
actos. La mayoría de los participantes habían luchado durante la rebelión y
querían demostrar su valía en un contexto menos peligroso. Lord Eddard había
excusado su presencia al serle comunicado el nacimiento de una nueva hija. Jorah
sí estaba presente, aunque no pretendía ser el ganador. Pensó en acudir como
agradecimiento a Robert por nombrarlo caballero y también para retrasar la
vuelta a su casa. La Isla del Oso era un lugar solitario sin una mujer en él y
Jorah lo notaba cada vez más.
Las justas iban a durar
sólo dos días. Había varios tipos de pruebas para un mayor entretenimiento de
la muchedumbre: lucha a espada, tiro con arco, la sortija, consistente en
atravesar un anillo colgado mientras se iba a galope, el enfrentamiento a lanza
y la quintena, en la que se golpeaba a un falso caballero de madera. La única
prueba que se dispuso como válida para coronarse ganador fue la de la lanza y
Jorah se apuntó sin dudarlo. Conocía todas las modalidades, pero le apeteció la
más clásica y la de más prestigio. Hombres de mucha valía se apuntaron también
a la misma prueba para poder coronar como Reina del Amor y de la Belleza a
alguna de las muchachas que había acudido a las justas. Jorah se dio cuenta de
que, en el hipotético caso de ganar, no tenía a quién nombrar su Reina. Recordó
cuando Rhaegar hizo lo propio con Lyanna y él pensó en que sólo coronaría a
Serana. Pero Serana no estaba allí. Cuando recibió el golpe en el asedio a
Pyke, tuvo la sensación de que ella se despedía de él, como si lo dejara libre
para que otra persona ocupara su lugar.
Las trompetas que
anunciaban el comienzo del torneo lo sacaron de sus pensamientos. Mientras
aguardaba su turno con el yelmo en la mano, paseó su mirada por el graderío. La
gente aplaudía con fervor cada una de las acciones que se desarrollaban en la
arena, muchas de ellas bastante violentas. Parecía mentira que sólo dos semanas
antes hubiera estado en un lugar en el que podría haber muerto. Ahora se
encontraba en un festejo donde el público necesitaba olvidar las penurias de la
guerra.
Uno de los jinetes fue
derribado y comenzó una lucha a espada. Los hombres animaban a uno u a otro,
mientras que las mujeres lanzaban gritos de terror cuando un golpe parecía ser
mortal. En un momento dado, uno de los caballeros asestó un espadazo sobre el
yelmo del contrario y todas las muchachas más jóvenes se levantaron
horrorizadas… Todas menos una, que ocultaba su rostro con las manos para no ver
el espectáculo y siguió así un rato más. Jorah la observó con detenimiento,
esperando que descubriera su cara. Sentía curiosidad por ver cómo era. Iba
ricamente ataviada, por lo que debía ser de una familia importante. Cuando
terminó el enfrentamiento, apartó las manos y miró hacia él. A Jorah le dio un
vuelco el estómago. ¿Se habría dado cuenta de que la observaba fijamente? Él
hizo una leve reverencia y ella respondió bajando un poco la cabeza. Después se
puso a hablar con un hombre mayor que se sentó a su lado. Jorah creyó
reconocerlo… Sí, era Leyton Hightower, el Viejo de Antigua, señor de Torrealta,
uno de los hombres más ricos de los Siete Reinos, se decía que casi tanto como
los Lannister. Era padre de cuatro hijos y seis hijas y esa muchacha debía ser
una de ellas. Era muy joven, posiblemente estaría en los veintipocos años. En
ese momento estaba más relajada y hasta reía. Jorah se quedó embelesado
mirándola, no era capaz de apartar sus ojos de ella. Tenía el pelo un poco
rizado y de color dorado. Lo llevaba recogido en un moño bajo que dejaba su
cuello y su escote a la vista. La piel tenía una tonalidad cremosa, no
demasiado blanca ni tampoco bronceada. Invitaba a ser tocada porque desde allí
parecía suave como el terciopelo. La muchacha lo miró otra vez y él,
avergonzado, volvió la cara. Se pasó la mano por la barba corta y por el pelo.
¿Tendría buen aspecto? ¿Por qué estaba tan nervioso? Entonces se percató de que
hacía muchos años que no se había sentido así. La última vez fue cuando vio a
Serana acercarse al altar de los Siete el día de su boda y supo que era la
mujer de su vida. Y ahora sentía lo mismo que en aquel momento. Algo que creía
muerto y enterrado renació dentro de él. Estaba enamorado de nuevo.
Ay Jorah, que se nos ha enamorado....a ver como acaba sus combates y si le regala la corona a ella
ResponderEliminarJulia Stark
La respuesta en el siguiente capítulo e.e
EliminarAy ay ay ay ay que se ha enamoradooooooo! O sea que esta es la lagarta, cuando lo leí pensé: Cersei se ha metido en otro lío, jajajaja.
ResponderEliminarOjalá que le fuera bien, pero ahora ya sé por qué se peleó luego con Ned que me lo han contado hoy una amiga.
Voy a por el de hoy que me he quedado en ascuas!!!!!!
Muero con tus fics.
Cristina xD
¡Pero no te hagas spoileeeeeeeeeeers! XDDD
EliminarAquí ha llegado la rubia tonta, agggh.
ResponderEliminarMe sorprende esa facilidad que ha tenido Jorah de enamorarse, jaja. No se parece a mi Taigüin xDD
Lo sé, lo sé, pero es que, según cuentan, fue así, verla y quedarse prendado e.e
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