Este fic contiene recreación y especulación sobre hechos del pasado. No tiene spoilers. Todos los lugares y personajes pertenecen a G.R.R. Martin excepto los creados por mí.

martes, 20 de agosto de 2013

Capítulo 18


Dos semanas después de la victoria sobre los Greyjoy se celebró el torneo de Lannisport. Un dispendio más que añadir a los gastos de la guerra, pero Robert gustaba de este tipo de actos. La mayoría de los participantes habían luchado durante la rebelión y querían demostrar su valía en un contexto menos peligroso. Lord Eddard había excusado su presencia al serle comunicado el nacimiento de una nueva hija. Jorah sí estaba presente, aunque no pretendía ser el ganador. Pensó en acudir como agradecimiento a Robert por nombrarlo caballero y también para retrasar la vuelta a su casa. La Isla del Oso era un lugar solitario sin una mujer en él y Jorah lo notaba cada vez más.

Las justas iban a durar sólo dos días. Había varios tipos de pruebas para un mayor entretenimiento de la muchedumbre: lucha a espada, tiro con arco, la sortija, consistente en atravesar un anillo colgado mientras se iba a galope, el enfrentamiento a lanza y la quintena, en la que se golpeaba a un falso caballero de madera. La única prueba que se dispuso como válida para coronarse ganador fue la de la lanza y Jorah se apuntó sin dudarlo. Conocía todas las modalidades, pero le apeteció la más clásica y la de más prestigio. Hombres de mucha valía se apuntaron también a la misma prueba para poder coronar como Reina del Amor y de la Belleza a alguna de las muchachas que había acudido a las justas. Jorah se dio cuenta de que, en el hipotético caso de ganar, no tenía a quién nombrar su Reina. Recordó cuando Rhaegar hizo lo propio con Lyanna y él pensó en que sólo coronaría a Serana. Pero Serana no estaba allí. Cuando recibió el golpe en el asedio a Pyke, tuvo la sensación de que ella se despedía de él, como si lo dejara libre para que otra persona ocupara su lugar.
Las trompetas que anunciaban el comienzo del torneo lo sacaron de sus pensamientos. Mientras aguardaba su turno con el yelmo en la mano, paseó su mirada por el graderío. La gente aplaudía con fervor cada una de las acciones que se desarrollaban en la arena, muchas de ellas bastante violentas. Parecía mentira que sólo dos semanas antes hubiera estado en un lugar en el que podría haber muerto. Ahora se encontraba en un festejo donde el público necesitaba olvidar las penurias de la guerra.
Uno de los jinetes fue derribado y comenzó una lucha a espada. Los hombres animaban a uno u a otro, mientras que las mujeres lanzaban gritos de terror cuando un golpe parecía ser mortal. En un momento dado, uno de los caballeros asestó un espadazo sobre el yelmo del contrario y todas las muchachas más jóvenes se levantaron horrorizadas… Todas menos una, que ocultaba su rostro con las manos para no ver el espectáculo y siguió así un rato más. Jorah la observó con detenimiento, esperando que descubriera su cara. Sentía curiosidad por ver cómo era. Iba ricamente ataviada, por lo que debía ser de una familia importante. Cuando terminó el enfrentamiento, apartó las manos y miró hacia él. A Jorah le dio un vuelco el estómago. ¿Se habría dado cuenta de que la observaba fijamente? Él hizo una leve reverencia y ella respondió bajando un poco la cabeza. Después se puso a hablar con un hombre mayor que se sentó a su lado. Jorah creyó reconocerlo… Sí, era Leyton Hightower, el Viejo de Antigua, señor de Torrealta, uno de los hombres más ricos de los Siete Reinos, se decía que casi tanto como los Lannister. Era padre de cuatro hijos y seis hijas y esa muchacha debía ser una de ellas. Era muy joven, posiblemente estaría en los veintipocos años. En ese momento estaba más relajada y hasta reía. Jorah se quedó embelesado mirándola, no era capaz de apartar sus ojos de ella. Tenía el pelo un poco rizado y de color dorado. Lo llevaba recogido en un moño bajo que dejaba su cuello y su escote a la vista. La piel tenía una tonalidad cremosa, no demasiado blanca ni tampoco bronceada. Invitaba a ser tocada porque desde allí parecía suave como el terciopelo. La muchacha lo miró otra vez y él, avergonzado, volvió la cara. Se pasó la mano por la barba corta y por el pelo. ¿Tendría buen aspecto? ¿Por qué estaba tan nervioso? Entonces se percató de que hacía muchos años que no se había sentido así. La última vez fue cuando vio a Serana acercarse al altar de los Siete el día de su boda y supo que era la mujer de su vida. Y ahora sentía lo mismo que en aquel momento. Algo que creía muerto y enterrado renació dentro de él. Estaba enamorado de nuevo.


6 comentarios:

  1. Ay Jorah, que se nos ha enamorado....a ver como acaba sus combates y si le regala la corona a ella

    Julia Stark

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  2. Ay ay ay ay ay que se ha enamoradooooooo! O sea que esta es la lagarta, cuando lo leí pensé: Cersei se ha metido en otro lío, jajajaja.

    Ojalá que le fuera bien, pero ahora ya sé por qué se peleó luego con Ned que me lo han contado hoy una amiga.

    Voy a por el de hoy que me he quedado en ascuas!!!!!!

    Muero con tus fics.

    Cristina xD

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  3. Aquí ha llegado la rubia tonta, agggh.

    Me sorprende esa facilidad que ha tenido Jorah de enamorarse, jaja. No se parece a mi Taigüin xDD

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    1. Lo sé, lo sé, pero es que, según cuentan, fue así, verla y quedarse prendado e.e

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