Era el día
de la boda de Jorah, su único hijo, con una muchacha de la casa Glover. Llegó
hasta la puerta del cuarto y entró sin llamar. Unos criados ayudaban al joven a
vestirse con sus mejores galas. Se volvió emocionado y sonriente al oír entrar
a su padre, e indicó a los sirvientes que salieran. Jorah aparentaba más edad
de la que tenía y, sin embargo, Lord Jeor Mormont, señor de la Isla del Oso y
banderizo de los Stark de Invernalia, vio un nerviosismo infantil en él, como
cuando de pequeño abría los regalos que le traía de sus viajes más allá de la
isla.
Era
un joven que ya había cumplido veintidós días del nombre, alto, con abundante
pelo en la cabeza y en el cuerpo. Un hombre hecho y derecho a los ojos de Lord
Mormont, y muy diestro con la espada. Cumplía todos los requisitos para heredar
el señorío de la Isla del Oso. Lord Jeor aún tenía vida por delante y fuerzas
para seguir siendo el cabeza de familia, pero había tomado una decisión
drástica: dejar el título a su hijo. Ése sería el regalo de bodas, aunque él no
sabía nada. “Jorah, ven a mis brazos. Estás radiante.” El muchacho se abrazó a
su padre con emoción. “Soy muy feliz, muy feliz. Me vais a acompañar en este
día tan importante para mí. Mi prometida será perfecta porque vos la habéis
escogido, sé que mi vida va a ser dichosa." Su rostro se ensombreció. "Lo único que lamento es que Madre no
pueda verme hoy.” A Lord Jeor se le humedecieron los ojos al recordar a su
esposa, fallecida diez años antes en un parto difícil, algo que había dejado al
pequeño Jorah traumatizado. “Te estará viendo, estoy seguro. Yo también la echo
mucho de menos.” Se separó de su padre secándose los ojos. “Bueno, ha llegado
la hora. No quiero que Serana o su familia piensen que me he arrepentido.”
“Espera un momento, hijo. Tengo algo importante que decirte.” El novio frunció
el ceño ante el tono solemne de su padre. “¿Qué ocurre? ¿Qué es tan
importante que no puede esperar a que me haya casado?” El señor de la Isla del
Oso puso su mano derecha sobre el hombro de su hijo. “Jorah, no te he hecho un
regalo de bodas.” “Por todos los dioses, no sé a qué viene todo esto. El simple
hecho de estar aquí hoy es ya para mí un regalo, padre. Me estáis poniendo
nervioso con vuestra actitud.” El hombre sonrió para tranquilizar a su hijo.
“Está bien, no le daré más vueltas al asunto.” Se metió una mano en el bolsillo
de su jubón y extrajo un anillo adornado con un oso rampante en relieve. Era el
que se usaba como sello en los mensajes, el símbolo de la casa Mormont. “Es
tuyo, Jorah. Como lo es el título de señor de la Isla del Oso desde este
momento.” El joven se quedó callado ante el ofrecimiento. Tomó el anillo y se
lo colocó en el dedo. Las manos le temblaban. “No sé qué decir, padre. ¿Por qué
hacéis esto? Sois un hombre con energía para seguir gobernando esta casa por
muchos años. Yo soy inexperto en estas cosas y temo defraudar vuestra confianza...”
“No lo harás. Sé que ya estás preparado y alguna vez tenía que llegar este
momento. Yo también era sólo un muchacho cuando tomé este anillo de manos de tu
abuelo, y ya ves que no lo hice tan mal.” Soltó una carcajada para quitar
hierro a la situación. “Verás qué sorpresa se lleva tu prometida cuando vea que
se casa con el nuevo señor de la Isla del Oso.” Se disponían a salir, pero
Jorah se detuvo en seco. “Me da la sensación de que no me lo habéis contado
todo. ¿Qué vais a hacer ahora?” Lord Jeor lo miró fijamente a los ojos.
“Renunciaré a todo lo que fue mi vida: a mi título, a mis tierras. Incluso a
ti.” Jorah lo entendió rápidamente. “Os vais a unir a la Guardia de la Noche.”
Volvieron a fundirse en un fuerte abrazo. El último que se darían en sus vidas.
No me podía imaginar a Jorah nervioso..¡hasta ahora! jajaja que dulce y maravilloso el detalle de su padre, renunciar a todo para ofrecérselo a su hijo como regalo de bodas, sin duda lo ama mucho... ese osito se va a convertir en un osazo, estoy deseando conocer a su prometida. Y que palo debe llevarse al saber que su padre se une a la Guardia, a ver cómo reacciona el muchacho!, ( xd y qé guapísismo está en la foto de chavalete!) aquí seguiré las andanzas de este que ha hecho que el color amarillo sea uno de mis preferidos. Enhorabuena por esta chulada de fic!, besos!
ResponderEliminarAins, si es que yo lo veo muy tierno a nuestro Oso... Y viva el amarillo ñalakshfghdksñ
Eliminar¡Primer capítulo y primer fruncimiento de ceño! Mujer, déjanos respirar un poco, jajajaja.
ResponderEliminarBueno, empezando por la foto que has escogido para el capítulo y terminando por el momento en el que ha empezado este fic... mamma mia!
Su primera boda *_* Y ese momento paternal, aaaagh. No puedes hacerme estas cosas, mis ovarios van a sufrir mucho a este paso.
Supongo que mañana tendremos el siguiente capítulo, así que me iré sujetando bien las enaguas.
Eso es empezar fuerte, ¿eh? Y sí, mañana más.. :3
Eliminar"Sé que mi vida va a ser dichosa"... Qué pena más grande.
ResponderEliminar¿Pero tú que quieres, nena? ¿Que llore desde el primer capítulo?
Escribes frases demoledoras; entras tarde y te vas pronto en cada escena, como me enseñó que debía hacerse Fermín Cabal. Eres una maga de las palabras.
Y lo de la guardia de la Noche, que bien clavadito. Felicidades por el capítulo.
Creo que voy a estar ausente unos días de twitter, pero porfa, mencionamé que en cuanto lo vea te leo y comento.
Muchas gracias.
Cristina Solano.
Madre mía, te pasas... Muchas gracias por tus palabras, me pones a un nivel demasiado alto *se sonroja* Te iré avisando, no te preocupes :3
Eliminar¡Esto ya marcha! ^^ Como ya te comenté en su momento, magnífico prólogo ^^ Y esa imagen.... *O* #MYGODDDDDDDDDDDDDDDDDDDD ^^
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