El clima del Tridente era más suave que el
del Norte y Jorah lo notó enseguida. Tenía mucho vello en el cuerpo, lo que
unido a la armadura, le hacía sudar como nunca. Estaba agotado cuando llegó al
campamento de Robert.
Desmontó y se quitó la coraza. Tras beber
agua y refrescarse un poco, fue en busca de Eddard para recibir las órdenes
pertinentes. La tienda del Stark destacaba junto a la del Usurpador. Entró en
ella con cuidado. Tuvo que acostumbrar sus ojos a la oscuridad del interior y
pronto vio la austeridad del lugar.
Eddard estaba de pie al fondo, mirando
unos mapas situados encima de una mesa bastante tosca. Levantó la cabeza y
sonrió levemente. Jorah notó la influencia de los últimos meses en el físico de
Eddard. Si cuando lo vio en Invernalia aparentaba más edad, ahora el desgaste
era mayor. Las penurias de la guerra habían hecho mella en su rostro, aunque se
le veía más fibroso. “Jorah, me alegro de veros. Gracias por mantener el orden
en el Norte. Vuestra presencia allí ha sido fundamental para evitar incursiones
de los enemigos.” Jorah hizo un gesto de asentimiento. “Era mi deber como ahora
lo es estar aquí. Esperemos que esto no se dilate mucho más. Los hombres
empiezan a desesperar ante lo largo del conflicto.” Eddard lo miró fijamente.
“No puedo estar más de acuerdo. Lo único que deseo es recuperar a mi hermana.
Todo lo demás me tiene desquiciado.” Hizo una pausa y comenzó a hablar de nuevo
“Además…” Se interrumpió, mordiéndose el labio. “No sé si debería deciros
esto…” Jorah no entendía qué pasaba. “¿Ocurre algo, mi señor? ¿Algo… grave?” El
joven Stark negó con la cabeza. “Es Robert, Jorah. Está cada vez más sediento
de venganza. Su único deseo es matar a Rhaegar y a todos los Targaryen, creo
que lo desea más incluso que encontrar a Lyanna… Todo esto lo está cambiando.”
Jorah no sabía qué decir. Jamás había hablado con Eddard y él se estaba
confesando a un perfecto desconocido en ese momento. Parecía haber encontrado
un confidente para soltar todo lo que llevaba dentro, como si necesitara desahogar
su alma. Trató de confortarlo. “Es normal. Si alguien secuestrara a mi esposa,
sólo querría encontrar al canalla y acabar con él”, respondió. Eddard torció la
boca en una sonrisa triste. “¿Sabéis que apenas pude estar con mi mujer después
de la boda? Al día siguiente de casarnos tuve que seguir a Robert en esta locura. No tuve tiempo ni de
conocerla… Era la prometida de Brandon…” La voz se le quebró. Jorah se percató
de que, a pesar de su apariencia de hombre, no era más que un adolescente
metido a guerrero. Se pasó la mano por la barba. “Bueno, no habéis venido hasta
el Tridente para que escuchéis mis tonterías. Hay que organizar el próximo
ataque. Los Targaryen y sus aliados han interceptado nuestros movimientos y
están cerca del Forca Verde. Mañana al amanecer iremos a su encuentro. Este
golpe puede determinar quién ganará la guerra. Espero que la balanza caiga de
nuestro lado y demos pronto con el paradero de mi hermana.”
A los pocos minutos entraron otros
banderizos de los Stark y juntos planearon el ataque. Eddard daba instrucciones
con mucha seguridad, pero Jorah sabía ahora que ese muchacho no estaba en
absoluto convencido de todo aquello.
Pobre Eddard, me da una penita :( Si en verdad su hermana hizo aquello conscientemente, es para darle un par de leches bien dadas xD
ResponderEliminarMe llama mucho la atención que Eddard se lleve tan bien con Jorah teniendo en cuenta lo que pasará xD
Luego Martin dirá que la secuestró uno que pasaba por allí, jajaja.
EliminarLa relación entre ambos he querido hacerla así por darle más drama a lo que ocurrirá...
Eddard tiene razón en lo que dice sobre Robert y que no pudo casi conocer a Catelyn después de la boda, además de querer encontrar a Lyanna y acabar con la guerra. A ver que pasa con Eddard y Jorah en esa guerra.
ResponderEliminarSigue así.
Julia Stark
Es que menuda gracia tener que dejar a tu reciente esposa. Gracias por comentar :)
EliminarChicas!!!!!!! No me spoileéis en los comentarios!!!!! Jajajajajaja.
ResponderEliminarRobert y sus inventos que van a llevar a la ruina a Poniente jajajaja. Pobre Ned. Tener un amigo pintas no es un buen negocio nunca.
Voy a por el siguiente xDDDDDD
Cristina.