Este fic contiene recreación y especulación sobre hechos del pasado. No tiene spoilers. Todos los lugares y personajes pertenecen a G.R.R. Martin excepto los creados por mí.

martes, 6 de agosto de 2013

Capítulo 4


Hacía varios meses que la guerra había estallado. Todo el mundo pensó en un principio que no duraría demasiado, que Robert apenas tenía posibilidades frente a los Targaryen y sus aliados, pero no fue así. El Usurpador, como lo llamaban sus enemigos, iba ganando terreno y adeptos y nunca conseguían atraparlo. Jorah admiraba el arrojo de ese joven que inició una lucha imposible sólo por recuperar a su prometida. ¿Hubiera hecho él algo así por Serana? Pensó que sí pero, gracias a los Siete, nunca se había encontrado en esa tesitura.

Las noticias que llegaban sólo se referían a la evolución del conflicto, era imposible mandar o recibir mensajes de carácter personal. No sabía nada de su casa ni de su mujer, era desesperante. También lo sería para ella. Jorah supuso que, en el caso de que él muriera, Serana recibiría un mensaje. Algo así era poco probable, porque estando en la retaguardia el peligro era poco.
Salió de su tienda y aspiró el aire frío del norte. Algunos de sus hombres montaban guardia y lo saludaron a su paso. Organizó el cambio de turno y bajó a un arroyuelo que discurría cerca del campamento. A pesar de que la mañana era fresca, se desnudó y se sumergió en las aguas gélidas. Se había acostumbrado a ellas y le resultaban vigorizantes. Mientras se bañaba, un soldado se acercó con un pergamino en la mano. “Señor, mensaje de Lord Stark.” Jorah salió del agua y tras secarse brevemente, se puso el calzón y la camisa. “Gracias, Toren. Espero que sean buenas noticias.” Una vez a solas, leyó el mensaje. Las fuerzas rebeldes se dirigían hacia el Tridente y el señor de Invernalia solicitaba refuerzos en esa zona para dar lo que parecía que iba ser el último gran golpe a los Targaryen tras las ambiguas batallas en Refugio Estival y Vado Ceniza. Robert había estado a punto de ser atrapado en el Septo de Piedra, pero Eddard Stark había llegado a tiempo para evitarlo. Ahora el objetivo era el Tridente y todos los aliados rebeldes debían concentrarse allí. Había llegado la hora de entrar en la guerra de forma real. Hasta ese momento la retaguardia había sido muy tranquila y los problemas fueron poco importantes: ladrones que aprovechaban la inseguridad de los caminos para robar, desertores de ambos bandos, algún espía de poca importancia… Jorah aún no había matado a nadie en la guerra y estaba agradecido por ello. No le era agradable acabar con la vida de ningún ser humano a pesar de haber sido entrenado para ser caballero. Pero aquello no era un torneo en el que sólo había que descabalgar al contrario y pronto iba a comprobarlo.
Volvió al campamento y dio las órdenes oportunas para partir hacia el Tridente. Notaba el nerviosismo de sus hombres, el deseo de entrar por fin en la lucha. Antes de partir dio una arenga en la que insistió en el honor de morir en el campo de batalla y respetar al contrario cuando cayera. La sed de sangre y venganza no estaban dentro de su código de comportamiento. A él sólo le movía la idea de luchar con valentía y limpieza. Pero eso no iba a ser posible en una guerra como aquélla.

4 comentarios:

  1. Tener que estar en una guerra sin saber nada de tu familia tiene que ser muy desesperante. Haber cómo acaba todo esto ahora que van a la "guerra de verdad".

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  2. Ay que ya se va a liar súper parda!!!!! Esperándo el próximo con ganas.

    No sé por qué pero me da que en casa de éste va a pasar algo... yo y mis teorías de la conspiración.

    Me ha gustado mucho la forma en que has mostrado al lector toda la situación en la que se encuentra la historia.

    Cristina xD

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  3. Está genial. Por fin Jorah va a la guerra. A ver que pasa y que sucede con Serana mientras tanto.
    Sigue así.

    Julia Stark

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  4. El oso va a la guerra, limpito, después de habesrse "chapuzonado" en ese arroyo que más de una quisieramos hallar así como por casualidad, y frotarle la espalda con el agua fría y vigorizante, para que el pobre se sienta fuerte y toinificado para lo que se le viene encima... pobrecito, que va a tener que sacar de dentro de las tripas ese fuego para matar sin querer, porque así es la guerra...
    Qué retrasada voy con la lectura! pero me encanta, así que por aquí ando.. aunque parezca que no. Un besi y te sigo leyendo a ratitos!

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