Este fic contiene recreación y especulación sobre hechos del pasado. No tiene spoilers. Todos los lugares y personajes pertenecen a G.R.R. Martin excepto los creados por mí.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Capítulo 26


Estaba triste por su discusión con Lynesse. Quizás había sido demasiado duro con ella, pero tenía que hacerla entrar en razón. Para despejar la mente y aclarar sus ideas, tomó un caballo y cabalgó hasta el bosque. Allí se esperaría hasta calmarse para regresar a la fortaleza y enfrentarse al enfado de Lynesse.

Se adentró en la espesura. Hacía frío, pero los pinos mantenían sus agujas, aunque el suelo estaba alfombrado con muchas de ellas. Bajó del caballo y se sentó bajo uno de los árboles, cerrando los ojos para concentrarse. Cryton había sido un alarmista y él se había dejado llevar. Aún tenía dinero, no demasiado, pero suficiente. Aunque, si Lynesse deseaba mantener su nivel de vida, llegaría un momento en el que tendría que echar mano de otros ingresos, ¿pero cuáles?
Un ruido lo sobresaltó. Su caballo cabeceó inquieto ante la presencia de algo o alguien. Se incorporó y calmó al animal acariciándole la quijada. Puso más atención y percibió pisadas amortiguadas por las hojas de los pinos. Se agazapó cuando notó el ruido más cerca. Se trataba de dos hombres con aspecto un poco andrajoso. Uno de ellos, el más alto, llevaba un arco de factura casera y un carcaj de cuero con flechas también artesanales. Observó con cautela. Estaba solo y desarmado. Si se trataba de ladrones podrían matarlo allí mismo. Aguantó la respiración que notaba acelerada.
Un movimiento a la izquierda le hizo girar la cabeza. Era un cervatillo que hociqueaba entre la maleza, buscando alguna brizna que hubiera resistido las heladas. Los hombres se detuvieron en seco y se hicieron señas. El del arco tomó una flecha con cuidado, la puso en el arco y lo tensó. El cervatillo levantó la cabeza y olió el aire, notando la presencia de enemigos. El hombre armado apuntó y soltó la flecha, que atravesó limpiamente el cuello del animal. Los dos se acercaron al cervatillo. El más bajo sacó un cuchillo pequeño y lo degolló. Después cargaron con el animal y se alejaron del lugar.
Jorah soltó el aire que aún retenía en el pecho. Así que se trataba de furtivos. Nunca habían tenido esos problemas en la Isla. Era un sitio tranquilo, habitado por pescadores y gentes sencillas, pero honradas. ¿Por qué habrían aparecido ahora cazadores en sus bosques?
Regresó a la fortaleza dispuesto a convocar a sus hombres de armas para poner vigilancia. Al llegar al patio, vio a Cryton con sus inseparables pliegos. “Cryton, llama Kyle y a los demás. Os quiero ver en diez minutos en el salón de reuniones.” “¿Pasa algo, señor?”, preguntó el administrador con preocupación. “Si no pasara no celebraría una reunión, ¿no?” Aún le duraba el enfado por su pelea con Lynesse y lo estaba pagando con Cryton.
Tras dejar al caballo en la cuadra, subió a su habitación. No había rastro de Lynesse, aunque supo que ella había estado allí por el perfume a lilas que flotaba en el ambiente. Uno de sus vestidos nuevos caía con descuido sobre una silla. Jorah lo tomó entre sus manos y lo olió con deleite. Tenía que reconciliarse con su esposa, hacerle ver que él daría su vida por verla feliz, pero que ella también debía ceder un poco. Al dejar el vestido otra vez en su sitio, vio un frasquito opaco sobre la mesita donde Lynesse acumulaba sus peines, afeites y adornos para el pelo. El recipiente no tenía etiqueta alguna como los otros. Lo estaba destapando para olerlo cuando Lynesse entró. “¿Qué haces, Jorah? Eso no es para hombres.” Él cerró el frasco otra vez. “¿Qué es?” Ella se acercó, tomó el bote y lo guardó en un cajón. “Es un tónico especial que me traen de Desembarco. Para cuando tengo mi sangre, ya sabes.” Jorah la creyó. “Lynesse, siento mucho lo de esta mañana. Pero debes ponerte en mi lugar. No quiero que vivas a disgusto, hago todo por complacerte, te he dado libertad para reformar nuestra casa…” Ella asintió y se abrazó a él. “Lo sé, yo también siento que hayamos discutido. Te prometo que no habrá más gastos en lo que queda año.” Se besaron con pasión para sellar la reconciliación. Jorah notó que empezaba a excitarse y rompió el beso. “Me encantaría terminar esto, pero tengo una reunión con mis hombres. Te doy mi palabra de que esta noche continuaremos.” “¿Ha ocurrido algo, Jorah?” Él restó importancia al asunto, no deseaba preocuparla. “Oh, nada. Son cosas de la administración de la Isla. No tienes nada que temer.” Volvió a besarla y, antes de salir de la habitación, le guiñó un ojo a Lynesse. “Esta noche.”
Cryton le estaba esperando a la entrada de la sala. Con una leve reverencia, dejó a Jorah pasar por delante. Éste tomó asiento a la cabeza de la gran mesa donde ya estaban sentados los demás. “No me andaré con rodeos. Esta mañana he estado en el bosque y he visto a unos furtivos cazando. Es algo insólito, mi padre nunca tuvo este tipo de gente. ¿Alguien sabe algo de esto?” Los hombres se miraron unos a otros con gestos interrogantes, encogiendo los hombros y susurrando entre ellos. Cryton carraspeó y tomó la palabra. “Señor, el último verano no ha sido demasiado cálido, parece que se acerca un largo invierno después de muchos años de inviernos cortos. Las cosechas no han sido tan abundantes y la gente busca alimento por otros sitios.” Jorah lo miró con los labios apretados. “¿Sabías algo de esto, Cryton? ¿Por qué no me dijiste nada?” Cryton bajó la cabeza. “Perdón, mi señor. No creí que llegaran a atreverse a cazar en los bosques. Yo sólo tenía constancia de la escasez, pero nada más.” La gente pasaba hambre y, sin embargo, todos le habían pagado sus rentas con puntualidad. Se sintió culpable por el despilfarro de Lynesse otra vez. Pero ya habían hablado de ello y se habían reconciliado. Se pasó la mano por la barba para pensar. “Quiero que se reparta una décima parte del grano almacenado aquí entre los arrendatarios de la Isla. Todos debemos apretarnos un poco el cinturón.” Miró hacia Kyle. “Elige a cuatro o cinco de tus mejores hombres y patrulla los bosques. Si encontráis a algún furtivo, lo traéis aquí. No quiero más problemas.” Dicho esto, dio por terminada la reunión.

5 comentarios:

  1. ¿Qué tendrá el tónico? Me apuesto cien dragones de oro a que es té de luna, porque la rubia es capaz de no embarazarse para seguir tan mona de la muerte. Me ha gustado mucho el capítulo.

    Julia Stark

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    1. Gracias ;) Es una estupenda, sí, qué le vamos a hacer :P

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  2. Bueno, vamos por partes, lo primero de todo es que... ¡unos furtivos han matado a un Baratheon! ¡A un mini Baratheon! Malditos sean xD

    Segundo... está clarísimo que ese frasco contiene té de la luna. Lo que no tengo tan claro es por qué la amiga Paris no quiere tener hijos con el oso castañoso, ¡si saldrían monísimos! A lo mejor es para no perder la figura como dice Julia, pero creo que la Hilton esconde algo más oscuro, jum...

    Y tercero... verás la tipa que pronto se pasa por el Arco del Triunfo eso del ahorro. Al final nada de dinero y todos matando Baratheoncitos por ahí.

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    1. Pues sí, con un Jorah con el físico de Iain Glen feos no iban a salir, pero...

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  3. Ay que el pueblo pasa hambre!!!!!! Mala cosa, y Paris con los fastos y el boato, no puedo con ella.

    Té de la luna... Qué mujer más cochina por dentro.

    Va a haber problemas, lo huelo.

    Me ha gustado mucho xDDDD

    Cristina.

    PD: Parezco un telegrama, jajaja ;)

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