Este fic contiene recreación y especulación sobre hechos del pasado. No tiene spoilers. Todos los lugares y personajes pertenecen a G.R.R. Martin excepto los creados por mí.

domingo, 18 de agosto de 2013

Capítulo 16


La idea de Stannis funcionó y la Flota de Hierro fue aniquilada en Isla Bella.  Aeron Greyjoy había sido capturado y languidecía en las celdas de Roca Casterly. El hermano de Robert avanzó hasta someter la isla de Gran Wyk en nombre del rey, mientras que Ser Barristan Selmy, el Lord Comandante de la Guardia Real, dirigía el ataque hacia Viejo Wyk. Estaba muy claro que los rebeldes tenían poco que hacer.

Las fuerzas realistas se concentraban en esos momentos cerca de Pyke. Robert y Eddard encabezaban las tropas que iban a atacar. Antes de entrar directamente en la fortaleza de los Greyjoy, habían acabado con el castillo de la casa Botley, vasalla de los krakens y asentada en la ciudad de Puerto Noble. Una vez sometidos, la idea era asaltar el centro de operaciones de los insurrectos, atacarlos en su propia casa. Pyke contaba con una muralla muy bien protegida y de aspecto robusto, pero Robert tenía máquinas de asedio para atacar y abrir un hueco por el que entrar.
Jorah se encontraba en la vanguardia de las fuerzas de ataque. Había pedido expresamente a Eddard situarse allí, sabiendo que era prácticamente un suicidio. Prefería ser él el que muriera antes que un joven inexperto o un padre de familia. Si él perecía, sólo su tía Maege lo lamentaría, aunque no derramara una lágrima de cara al público. Dejó su vida en manos del destino: si era su sino morir en Pyke, cosa que deseaba en su fuero interno, que así fuera. También le rogó a Lord Stark que, en el caso de que falleciera, trasladaran su cuerpo a la Isla del Oso para ser enterrado junto al de su esposa. Eddard se había comprometido sin dudarlo. “Sé lo importante que es eso”, le había dicho. “A pesar de que mis familiares estén muertos, es un consuelo saber que descansan en casa, junto a los suyos. Tenéis mi palabra de que así se hará en el caso de que caigáis aquí. Pero no seáis loco ni juguéis a ser un dios. No busquéis morir. Vuestra vida puede ser importante para alguien en un futuro y si provocáis acabar con ella, las consecuencias serán impredecibles.” A Jorah le sorprendieron las palabras de Eddard. “No quiero morir”, mintió. “Sólo deseo evitar que alguien con más ganas de vivir deje aquí su alma.” Eddard lo miró con pena. “Sería una lástima que la Isla del Oso se quedara sin un hombre de tanto valor. Sólo os digo eso.”
A la mañana siguiente ya estaban preparados para atacar. Las máquinas apuntaban hacia el muro sur de Pyke. A una orden de Robert, fueron cargadas y empezaron a lanzar sus proyectiles. Al principio no hacían demasiado daño, pero poco a poco fueron mermando una parte de la construcción, llegando a derrumbar parte de la torre sur. Los rebeldes habían estado respondiendo al ataque realista con flechas, piedras y aceite hirviendo. Estaban capitaneados por otro de los hijos de Balon, Maron, que en ese momento estaba defendiendo la fortaleza justo en la brecha que habían abierto las máquinas.
Jorah se adelantó para penetrar por allí y asaltar el castillo, pero Eddard le hizo un gesto para que se detuviera, al tiempo que señalaba hacia lo que quedaba de la torre. A los pocos segundos, la construcción terminó por caer y aplastó a muchos de los hombres de Pyke, entre ellos a Maron. Jorah se giró y observó a Eddard, que estaba discutiendo con un tipo alto y gordo. Era la segunda vez que le salvaba la vida y se preguntó por qué. De repente vio al hombre alto salir corriendo hacia la brecha empuñando una espada de fuego valyrio. ¡Era Thoros de Myr! Jorah no lo pensó dos veces y lo siguió hacia el interior del castillo.
Allí todo era caótico: había gente aplastada por las piedras de torre y del muro, mujeres socorriendo a los heridos, incluso niños huyendo despavoridos. Un hombre armado lo sorprendió asestándole un golpe en el pecho, que aguantó gracias a su armadura. Pronto se lo quitó de encima, mientras que docenas de soldados aparecían por todos lados. Vio a Thoros matando y quemando con su espada a todo el que se le ponía por delante. Sin saber ni cómo, se iba deshaciendo de cada hombre que se enfrentaba a él, con un arrojo sobrehumano. Había perdido ya la cuenta de muertos. Robert y Eddard también habían entrado a Pyke montados en caballos de guerra. Poco a poco todo se llenó de hombres de la causa realista.
Jorah se situó cerca de Thoros y le fue cubriendo la espalda. Mientras repelía un ataque, algo le golpeó con mucha fuerza en el yelmo, aplastándolo contra su cráneo. Sintió una  vibración y un pitido muy agudo en los oídos. Movió la espada de manera mecánica, notando que cortaba algo, aunque él ni lo veía ni lo oía. El golpe le produjo una fuerte conmoción. Todo se había vuelto negro, pero percibía un túnel de luz que se iba agrandando. En él vio de espaldas a Serana con Jeor, Lenore y su primer hijo. “¡Serana, espérame, ya he vuelto!”, le gritó. Ella se volvió sonriente. “No, no es tu momento aún. Vuelve, Jorah, vuelve…” Notó mucho calor cerca de su cara y algo que lo zarandeaba, mientras que la imagen de su mujer y sus hijos se deshacía como el humo, un humo que emergía de las fauces de un dragón negro. Al abrir los ojos vio la espada llameante de Thoros y a éste gritándole, aunque apenas lo entendía. “Arriba, has hecho un buen trabajo. ¡Hemos ganado!”

4 comentarios:

  1. Muy buena batalla y el sentimiento de Jorah de morir para volver a estar con su esposa. Y Thoros con la espada es un crack.

    Julia Stark

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  2. Qué pasada!!!!!!! Qué guapa la batalla!!!!!! y qué bien que me cae Eddard!!!

    Uf, qué adrenalina de capítulo. Esperando con muchas ganas el de mañana. eres una crack.

    Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias y así un montón de rato.

    Cristina :D

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  3. ¡Guau! Con lo que me cuesta a mí narrar las batallas y tú lo has hecho de maravilla. Genial el capítulo, tu manera de describir todo lo que ocurre y esa parte final en la que Jorah ve a su mujer, creyendo que ya había muerto. Flipante, sin duda.

    Y por supuesto que la idea de Stannis funcionó xDDD Ni siquiera la Flota de Hierro puede con la Furia Baratheon.

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  4. Gracias a las dos. A mí no me va para nada narrar batallas o torneos, y aquí de nuevo me ha tocado la china, jajaja. Se hace lo que se puede y veo que no me sale tan mal. Me alegro de que os haya gustado.

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