CAPÍTULO 14
El
cuervo trajo las malas noticias. El reinado de Robert no resultó ser tan
pacífico como había parecido en un principio y sólo seis años después de su
levantamiento conoció lo que era enfrentarse a un rebelde. Se trataba de Balon
Greyjoy de Pyke, el cual se autoproclamó rey de las Islas del Hierro
argumentando que los Siete Reinos se habían alejado de las Antiguas Costumbres,
aquéllas que permitían a los hijos del Hierro saquear las costas de Poniente y
obtener sus recursos por medio de la fuerza y no a través del comercio. Balon
creía que Robert no obtendría apoyos suficientes por ser joven, un usurpador y
llevar poco tiempo en el Trono de Hierro, pero se equivocaba.
Todas
las casas importantes fueron convocadas, entre ellas los Stark y todos sus
banderizos. Qué distintos eran ahora los sentimientos que Jorah experimentó al
recibir la orden de unirse a Eddard Stark para ir a la guerra contra los
Greyjoy, nada que ver con lo que sintió cuando fue convocado la primera vez
para luchar en el bando de Robert Baratheon. En esa ocasión tuvo miedo de no
volver a ver a su esposa, de morir en el campo de batalla sin poder despedirse
de ella, asesinado por un enemigo al que ni siquiera conocía. Sin embargo, esta
vez notó una especie de liberación. Sin nadie que lo esperara de vuelta,
perecer en un enfrentamiento armado no le importaba tanto. Su vida se reducía a
gobernar la Isla del Oso y no tenía ilusiones. Sin una familia que cuidar,
desaparecer de este mundo no era una mala opción. Sus propiedades pasarían a su
tía Maege, una mujer muy capacitada para dirigir los destinos de los Mormont.
Antes
de salir hacia el punto de encuentro con Lord Stark, visitó la cripta donde
estaba enterrada Serana. Se arrodilló ante su escultura. El artesano que la
realizó había hecho un buen trabajo: el parecido era impresionante y la postura
de la mujer tomando al bebé Jeor muy natural. Era la imagen de algo que nunca
había ocurrido en la realidad y, sin embargo, Jorah la representaba una y otra
vez en su mente, recreando la idea de cómo hubiera sido su vida si Serana no
hubiera muerto.
No
sabía rezar como ella, pero dijo una especie de plegaria personal, pidiendo a
Serana perdón por dejarla morir y diciéndole que sería el hombre más feliz de
Poniente cuando por fin se reunieran en la otra vida. Después depositó unas
flores que había cogido del lugar donde hicieron el amor justo antes de partir
a la guerra de Robert. “Deséame suerte, Serana. Pronto estaremos juntos para
siempre.” Se levantó y besó los labios fríos de la estatua.
Muy bonito. Pobre Jorah, sigue queriendo a Serana y quiere ir a la guerra a morir.
ResponderEliminarJulia Stark
No tiene ilusiones u.u
EliminarQué bonito!!!!!!!!! Ay que si no estuviera loca por Jaime me enamoraba de este. OMGGGGGGGGG. AGFDSKLÑHGFDSAÑ.
ResponderEliminarMuy buen capítulo para prepararnos para todo lo que viene. Uffffff ¡voy a por el siguiente!
¡Ah! Y putos cuervos que no traen una buena noticia jajajajajaja.
Cristina ;)
Este capítulo me mató. Ver que Jorah está dispuesto a ir a la guerra para morir... se te encoge el corazón al leer esa plegaria.
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