Este fic contiene recreación y especulación sobre hechos del pasado. No tiene spoilers. Todos los lugares y personajes pertenecen a G.R.R. Martin excepto los creados por mí.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Capítulo 33


El barco salió por la tarde con destino a Lys, una de las Ciudades Libres. Tardaron tres semanas en llegar porque hacían paradas en varios puertos. Una vez en Lys, Jorah encontró una habitación en una posada de mala muerte. Le quedaba poco dinero, por lo que urgía buscar trabajo y trasladarse a un lugar menos insano. En varias fondas dejó su nombre por si alguien necesitaba los servicios de un mercenario. Había caído tan bajo huyendo que no le importaba venderse como una prostituta. Lynesse, por su parte, trataba de hacer negocio empeñando algunas joyas que había traído desde la Isla, por lo que se pasaba mucho tiempo fuera también. Sólo coincidían por las noches en la posada, agotados y tristes. Con el dinero que ella obtenía apenas tenían para mantenerse, pero no perdían la esperanza.

Lynesse estaba demacrada por la falta de comida en condiciones. Acostumbrada a una vida de comodidades, la experiencia le estaba pasando factura. Jorah observó que había adelgazado muchísimo y hasta el pecho le caía algo flácido. Había visto a Serana encinta y sabía que ya debía mostrar el vientre más hinchado. “Me pregunto cuándo empezará a notarse tu embarazo. ¿De cuántos meses estás? ¿Tres?” Ella miró hacia otro lado. “¿Qué ocurre?” “No estoy embarazada, Jorah.” Lo dijo de una forma tan fría que Jorah tuvo que pedirle que le repitiera lo que acababa de confesarle. “¿Cómo que no estás embarazada? ¡Estás loca, maldita mentirosa!” La agarró con fuerza de los brazos, zarandeándola. “¡Lo hice para que me sacaras de la Isla! Si te ibas al Muro me quedaría sola, a merced de tu tía y de Cryton en ese lugar inhóspito. ¡Y yo no quería!” La soltó y se pasó la mano por el escaso pelo de la cabeza. “Esto ya es lo último que me quedaba por oír. Cada día estoy más seguro de que eres una bruja que me maneja con hechizos a su antojo. ¿Cómo pude estar tan ciego al casarme contigo?” La observó detenidamente. Conservaba la belleza que lo conquistó en Lannisport incluso con las ropas raídas que vestía y la cara pálida por el hambre. “¿Me has querido alguna vez, Lynesse? ¿O sólo he sido un juguete del que te encaprichaste un día y que arrojaste a la basura al día siguiente porque ya no te divertía?” La mujer bajó los ojos. “Sí, te he querido, pero no soportaba vivir en la Isla y menos criar allí a mis hijos.” Jorah miró hacia la mesita en la que comían. Sobre ella estaba el equipaje de Lynesse. Metió la mano en él y sacó el botecito del que nunca se separaba. “¿Qué es esto? Me pareció que bebías del él al día siguiente de nuestra huida. Si no estabas embarazada ni tenías tu sangre, ¿por qué qué lo tomas?” “Es té de la luna, para no tener hijos.” Otra decepción más. Arrojó el recipiente al suelo, haciéndose añicos. El líquido oscuro se coló por las grietas de la madera. Ella hizo el amago de agacharse para recoger los restos. “Tranquila, nunca más lo vas a necesitar. Juré mantenerte y protegerte, procurarte sustento y vivienda a ti y a nuestra descendencia. Y seguiré fiel a ese juramento excepto en una cosa: ahora soy yo el que no quiere tener hijos.” Lynesse lo miró llorosa. “Guárdate esas lágrimas falsas. Voy a mantener mis votos matrimoniales porque soy un hombre de palabra. Lo único que te pido a cambio es que tú también los mantengas. Aquí sólo estamos tú y yo, no conocemos a nadie y nos necesitamos mutuamente. Lo queramos o no, estamos condenados a vivir juntos.” 



5 comentarios:

  1. ¡Menudo capítulo!

    Al fin Jorah se ha enterado de todo y ha abierto un poquito los ojos, que ya iba siendo hora. Y porque Lynesse se ha decidido a contarlo todo, que sino él sigue en su inopia.

    A ver qué pasa después de todo esto...

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  2. "¿Me has querido alguna vez, Lynesse? ¿O sólo he sido un juguete del que te encaprichaste un día y arrojaste a la basura al día siguiente porque ya no te divertía?"... Hay que ser muy valiente para hacer estas preguntas...

    Muy buen capítulo, de esos que te llegan dentro del corazón. Te lo digo a diario casi, no importa, te lo repito: Gracias desde el fondo de mi alma por esta historia.

    Cristina.

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  3. Querido Jorah:

    Sólo te diré en esta corta carta tres palabras: YA ERA HORA.
    Por fin has descubierto la verdad sobre Lynesse/Paris Hightower y has abierto los ojos. No vuelvas a cerrarlos con ninguna otra rubia...
    También te diría que olvidases los votos del matrimonio y la dejarás tirada y que se las arreglase como pudiese (metiéndose a puta), porque ella los ha incumplido. No vuelvas a Poniente
    Jorah, sigue así que vas bien.

    JUlia Stark

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    1. Me parece que lo de no cerrar los ojos con las rubias es una lección que no termina de aprenderse.

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  4. Gracias a todas por los comentarios. Al fin Jorah va abriendo los ojos un poco, aunque sepamos que lo de las rubias será una constante en su vida. Vienen días difíciles por su manía de ser tan estricto en el cumplimiento de su deber, pero ya queda poco para acabar el fic.

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